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Los Secretos de JUDAS James E. Robinson, 2006 Editorial Planeta Colombiana, 233 páginas
Una de las cosas que le da mayor credibilidad a este libro basado en tema tan controversial para el mundo es precisamente las credenciales de su autor. James E. Robinson no sólo ha sido pionero en la traducción del Evangelio de los Dichos Q y de los tan reveladores Códigos de Nag Hammadi, sino que luchó por años contra viento y marea para contrarrestrar los grandes intereses comerciales de por medio que retardaron la publicación de estos manuscritos históricos al mundo hasta casi el límite. Además, se desempeño como secretario permanente de la Comisión Internacional de la UNESCO para los códices Nag Hamadi.
En este nuevo libro, "Los Secretos de Judas", Robinson comienza denunciando la salvaje manipulación de intereses comerciales que, al igual que sucedió con los códices Nag Hagmmadi entre otros, retrasaron descaradamente la publicación de dichas traducciones, incluso mostrando, probablemente por primera vez, cómo fue que la prestigiosa National Geographic alteró los hechos vergonzosos de su manipulación del Evangeio de Judas e inclusó hizo publicidad engañosa para promocionar su documental por el cable. Al respecto, Robinson añade:
"El documental que transmitió la National Geographic mostraba la ya conocida combinación estremecedora de música pulsante y y afirmaciones impactantes: se habalaba de una `reivindicación de Judas" y se calificaba el suceso como algo "que podría poner en duda nuestras creencias más arraigadas", crear una "crisis de fe" o darle "un vuelco total a la tradición". "El documental mostraba escenas superpuestas, algunas de las cuales. como aquella de la martir a la que se le conduce a la fuerza a sentarse en una silla de hierro candente, habrían sido el orgullo de Mel Gibson. En las escenas en que se ilustraba cómo se comportaba Judas ante Jesús, primero según los cuatro evangelios tradicionales y luego según la versión gnóstica, aparecían los mismos actores, de tal manera que no se puede reprochar a los espectadores si llegaron a la conclusión de que lo que se les estaba mostrando era "lo que sucedió hacia el año 30 d.c.". (página 14)
Robinson dedica casi la primera mitad del libro a trazar los origenes del Evangelio de Judas (según él entre los años 130 y 170 d.c.), su aparición en 1983 y reaparición el 2004 donde se monopiliza e impide su traducción hasta 2006 cuando el National Geographic anuncia la exclusiva mundial.
En la segunda parte de su libro, Robin se dedica a desmitificar el Evangelio de Judas al mostrar lo que realmente dice sin las alteraciones del documental de la National Geographic ni otras falsas preconcepciones populares. Paralelo a ello, compara al Judas histórico con el Judas tradicional de los Evangelios y el Judas gnóstico que se revela en "EL Evangelio de Judas". Cabe mencionar, entre paréntesis, que El Evangelio de Judas no fue escrito por Judas sino por cristianos gnósticos (aunque dicho término sea contradictorio) casi un siglo después de los acontecimientos. Esta secta de gnósticos se llamaban los "cainitas", quienes tergiversaron completamente el Evangelio de Jesucristo, defendiendo a Caín, Satanás y Judas como los grandes héroes de las escrituras.
Lamentablemente, Robinson hace una interpretación errónea de los Evangelios tradicionales porque, según él, ponen intencionalmente a Judas como el maligno a toda costa y alteran los hechos para que se parezca a una grosera caricatura del mal mucho antes de la traición a Cristo, culpando a la Iglesia Católica y a sus interpretaciones de Judas a través de los siglos. Por ejemplo, Robinson ve un intento forzado cuando menciona que los evangelios describen a Judas como uno que se robaba el dinero aportado a la obra de Dios y también cuando el evangelista dice que el espíritu del diablo entró en él para "que le entregase" (Juan 13:2 ; Juan 6:70-71) . Robinson desafortunadamente desconoce, por ejemplo, la ley de consagración y las responsabilidades de uno que lleva los fondos de la obra del Señor. Ello sin contar con el hecho de la supuesta indignación de Judas cuando protestó de porqué se malgastó un caro perfume para ungir a Jesús en lugar de usarse para venderlo y darle el dinero a los pobres (Véase Juan 12:4-8). Si esta supuesta indignación santa no es una conducta hipócrita de uno que pretende aparecer como justo y quedarse con dinero para él, entonces ¿no es también esto lo que el Libro de Mormón llama superchería sacerdotal? (2º Nefi 10: 5-6) Estos son poseedores del verdadero sacerdocio de Dios que saben lo que estan haciendo. Las escrituras claramente indican que las motivaciones de Judas para traicionar a Jesucristo no fueron santas ni para la gloria de Dios. Si hubiera sido así, por ejemplo, no se habría ahorcado después que vió que condenarían a muerte a su Señor. No estamos hablado de un simple "error" cometido por accidente y además, todo este cuadro suicida calza muy bien con el modelo repetido del adversario para sus seguidores. Tal como dice el Libro de Mormón: ""Y así vemos el fin de aquel que pervierte las vías de Señor; y así vemos que el diablo no amparará a sus hijos en el postrer día, sino que los arratra aceleradamenre al infierno." (Alma 30:60)
Este error interpretativo de Robinson lo guía al segundo gran error: que el Judas gnóstico del "Evangelio de Judas" nos presenta al verdadero Judas, él único de los doce apóstoles que realmente entendió los propósitos divinos y que estuvo dispuesto a sacrificarse para hacer que Jesucristo llevara a cabo Su expiación. Un verdadero heroe de las escrituras y que por fin se redime su nombre de la historia, evidenciando la existencia de un movimiento "apóstata" gnostico que trató durante siglos de vindicar el nombre del apóstol traidor.
Desafortunadamente, vemos que el hombre, por muy instruído que pueda ser, si no cuenta con la revelación de los oráculos del Dios viviente, puede llegar a pasmosas conclusiones contrarias a las verdaderas enseñanzas del evangelio. No obstante, una de las contribuciones de este libro es introducirnos al mundo salvaje de los descubrimientos, adquisiciones y poderosos intereses comerciales monopólicos de por medio con respecto a este y los nuevos manuscritos religiosos que puedan aparecer en el futuro, y en particular, a una interpretación gnóstica del Evangelio de Judas.
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